Capítulo 2: Parte 4
- Bueno Emily,
¿estás preparada para conocer a tus nuevos vecinos?- Me preguntó amablemente
Sonia. Notando cierto nerviosismo en mí.- Eh... sí, creo que sí.- Pude sentir
el rubor subir por mis mejillas a pesar de que traté de sonar firme y segura.
El timbre de la puerta principal sonó en seguida y Rosa abrió la puerta.-
¡Bienvenidos!- Les dijo Sonia a la primera pareja en llegar. Eran de mediana
edad y me los presentó formalmente como "Miguel y Silvia". Durante un
buen rato todo transcurrió en el mismo proceso. Parecía que Sonia había
aprendido el papel de anfitriona a la perfección.
Al principio
traté de aprenderme todos los nombres, pero fui desistiendo al décimo grupo que
entraba por aquella puerta. La gran mayoría eran adultos entre los treinta y
cuarenta años. Había alguna que otra pareja de ancianos. Y rara vez se veía a
algún niño pequeño. Observé que solo traían a sus hijos adolescentes de entre
quince y dieciocho años. A estos últimos, Cristina los saludaba con la misma
sonrisa aprendida de su madre y los invitaba a ir a la casa de la piscina. Tal
como les había dicho a sus amigas.
Cuando la puerta
se abrió de nuevo, no pude evitar volver a sonrojarme como un tomate.- ¡David!-
Gritó con demasiada emoción Cristina, sin ni siquiera darle tiempo a su madre a
reaccionar.- Hola Cris- Saludó con menos euforia que ella y la apartó
amablemente. Pues la susodicha había saltado a sus brazos sin pensárselo un
segundo.- Estás increíble como siempre Sonia.- Me quedé sorprendida cuando ella
también se ruborizó por el halago. Al parecer, aquel chico causaba esa
sensación en todas las mujeres sin importar la edad.- Me alegro muchísimo que
hayas podido venir al final.- Dijo con sinceridad Sonia, a la vez que le daba
un afectuoso abrazo. Después se quedó mirándolo embelesada. Como una madre
llena de orgullo por un hijo.
Sentí que se trataba de una situación íntima entre los tres y estuve a punto de irme, cuando Sonia volvió en sí y me agarró de la muñeca.- Esta es Emily, David. Es la nueva adquisición de Villa Gaudí.- Añadió soltando una risita nerviosa.- Y él es...- Pero antes de seguir diciendo algo David la interrumpió.- ¡Ya lo sabe! Tiene la terrible desgracia de ser mi nueva vecina.- Por no quedar mal yo también me uní a sus risas. Aunque mi mirada lo estaba fulminando.- Encantado de conocerte.- Se presentó besándome la mano con galantería.- Igualmente.- Contesté entre dientes. Aún no estaba segura de que aquel chico me pudiera caer bien o no.
Sentí que se trataba de una situación íntima entre los tres y estuve a punto de irme, cuando Sonia volvió en sí y me agarró de la muñeca.- Esta es Emily, David. Es la nueva adquisición de Villa Gaudí.- Añadió soltando una risita nerviosa.- Y él es...- Pero antes de seguir diciendo algo David la interrumpió.- ¡Ya lo sabe! Tiene la terrible desgracia de ser mi nueva vecina.- Por no quedar mal yo también me uní a sus risas. Aunque mi mirada lo estaba fulminando.- Encantado de conocerte.- Se presentó besándome la mano con galantería.- Igualmente.- Contesté entre dientes. Aún no estaba segura de que aquel chico me pudiera caer bien o no.
Después, Cristina
insistió en acompañarlo personalmente a la casa de la piscina. Algo que no
había hecho por nadie.- Está bien, pero luego vuelve aquí.- Aceptó su madre a regañadientes, tratando de mantenerse en su papel de buena anfitriona. Cristina asintió con
entusiasmo y vi como ambos desaparecían por el pasillo. Antes de irse, percibí
como David me echaba una mirada de reojo. Me ruboricé de nuevo y agaché la
cabeza deseando no haberle mirado.
- ¡Bienvenidos!-
Dijo de nuevo Sonia a alguien que acaba de entrar. Me giré para unirme de nuevo
al tedioso ritual y entonces me di cuenta de que se trataba de mi tía, acompañada
de un apuesto caballero.- Veo que has venido acompañada de mi cuñado- Dijo
como si la idea le pareciese divertida. - ¡Oh! ¡No! tan solo hemos coincidido
por el camino.- Aclaró rápidamente Rebeca al ver nuestras caras de sorpresa.-
Es cierto, pero ha sido una agradable coincidencia.- Añadió este último y pude
ver como mi tía evitaba mi mirada acusatoria.- Tú debes de ser Emily, ¿Cierto?-
Me obligué a salir de la sorpresa que me había causado y posé mi vista en él.
Al
fijarme más detenidamente, lo reconocí como uno de las personas que aparecía en
el cuadro de familia del salón de Sonia. En la fotografía aún era un adolescente pero ahora aparentaba
tener unos treinta y pocos. Tenía un porte esbelto y varonil. Sus músculos se
marcaban en la camisa negra que traía puesta, por lo que especulé que haría
mucho deporte. Y a pesar de que llevaba el pelo rapado como un militar, pude
apreciar la sombra del rubio casi platino. Muy similar al color de mi pelo. Sus
ojos marrones me recordaron a dos tazas de chocolate caliente sobre su piel
blanquecina. Y tenía unos graciosos hoyuelos que le salían al sonreír. Sí, sin
lugar a dudas, era uno de esos hombres que te dejaban sin aliento.
Si quieres descubrir más sobre esta novela online ¡Sígueme y no te pierdas ningún capítulo!
Si quieres descubrir más sobre esta novela online ¡Sígueme y no te pierdas ningún capítulo!
Comentarios
Publicar un comentario