Capítulo 2: Parte 8
Corrí
apresuradamente fuera de la casa. Miré a mi alrededor cavilando sobre donde
podía ir. A primera vista mis opciones eran; casa de la piscina, casa
principal... y ¡ah! ¡zona de barbacoa! Pensé con alivio una vez que divisé a lo lejos la
zona empedrada y desolada entre las tinieblas. Al llegar me percaté que había
una mesa redonda de piedra y una bonita barbacoa del mismo material.
Mis ojos consiguieron adaptarse a la tenue luz y me senté en uno de los asientos de piedra que rodeaba la mesa. Separé las piernas y coloqué mi cabeza entre ellas. Tratando de buscar de nuevo la manera de respirar con normalidad. Al menos sabía que no quedaba mucho para que terminara la fiesta, ya que según Sonia, sobre la 1 tenía intención de ponerle fin. O eso me había dicho mi tía. Me dio una punzada en el pecho al pensar en ella. Rebeca era mi tía, era mi única familia... ¿Qué me había estado ocultando todo este tiempo? ¿O sino que significaba aquella conversación?
Mis ojos consiguieron adaptarse a la tenue luz y me senté en uno de los asientos de piedra que rodeaba la mesa. Separé las piernas y coloqué mi cabeza entre ellas. Tratando de buscar de nuevo la manera de respirar con normalidad. Al menos sabía que no quedaba mucho para que terminara la fiesta, ya que según Sonia, sobre la 1 tenía intención de ponerle fin. O eso me había dicho mi tía. Me dio una punzada en el pecho al pensar en ella. Rebeca era mi tía, era mi única familia... ¿Qué me había estado ocultando todo este tiempo? ¿O sino que significaba aquella conversación?
- ¡Ah! Así que
estás aquí.- La voz de un chico desconocido me pilló desprevenida. Al levantar
la cabeza le reconocí por Ruth. Era el tal Jordi. Del que nos había estado
hablando en el aseo.- Sí, me encontraba mal y vine aquí a despejarme.- Me
excusé esperando a que se fuera, pero no lo hizo y se sentó a mi lado. Jordi
era alto, de espalda ancha y con unos buenos músculos trabajados por el
waterpolo. Tenía el pelo rizado, pequeños bucles entre castaño y rubio que se
movían graciosamente cuando andaba.
- ¡Oh! ¿Y que te
pasa?- Cuestionó mirándome fijamente con sus ojos caramelo. Parecía
realmente interesado y un fuerte olor dulzón me dio en la nariz. Alcohol,
pensé. No sabía de donde lo habría sacado, pues Cristina me había contado como
le prohibieron rotundamente llevarlo a la fiesta.- Dolor de cabeza. Debe ser
cansancio acumulado.- Respondí rápidamente con tono cortante. Solo quería que
me dejara en paz y así poder pensar en lo que acababa de oír.
- Quizás podría ayudarte a calmar ese dolor de cabeza.- Entonces me rodeó con un brazo los hombros y dejó caer su mano libre disimuladamente sobre mi muslo.- Lo dudo mucho.- Dije levantándome bruscamente. Me alejé unos pasos pero Jordi me cogió de la muñeca.
- Tranquila, no me tengas miedo.- Su voz fue sedosa y vi como me recorría de arriba abajo con una mirada lasciva. Me recordó a un león agazapándose, a punto de cazar a su presa.- ¡Suéltame!- Grité enfurecida tratando de zafarme de su agarre.- Con la música nadie nos oirá.- Susurró demasiado cerca de mi oído al obligarme a acercarme a él con su fuerza.
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- Quizás podría ayudarte a calmar ese dolor de cabeza.- Entonces me rodeó con un brazo los hombros y dejó caer su mano libre disimuladamente sobre mi muslo.- Lo dudo mucho.- Dije levantándome bruscamente. Me alejé unos pasos pero Jordi me cogió de la muñeca.
- Tranquila, no me tengas miedo.- Su voz fue sedosa y vi como me recorría de arriba abajo con una mirada lasciva. Me recordó a un león agazapándose, a punto de cazar a su presa.- ¡Suéltame!- Grité enfurecida tratando de zafarme de su agarre.- Con la música nadie nos oirá.- Susurró demasiado cerca de mi oído al obligarme a acercarme a él con su fuerza.
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