Capítulo 3: Parte 6
Su enfado era
monumental, pero igual de monumental que la rabieta de una niña de seis años.-
Pero hay algo que no me cuadra... ¿A Jordi no le gustaba Ruth? ¿Y a ella, él?-
También había estado dándole vueltas a ese tema en la semana. Pues me sentía
entre enfadada y culpable porque Jordi hubiera intentado algo conmigo. Y
seguidamente con Cristina. ¿Cómo se lo iba a contar a Ruth? Era de las pocas
que de verdad me habían caído bien.
- Jordi solo trata de darme celos. No quise
decírselo a Ruth para no herir sus sentimientos- Me explicó, aunque no parecía
muy preocupada por los sentimientos de su amiga cuando se quedó medio desnuda
encima de él.- ¿Y David?- Volví a preguntar. Aún podía oír como nos dijo
posesivamente a todas que era suyo.- ¿Qué pasa con él?- Frunció el ceño con
cara de boba.
No sabía si ahora era ella quien se hacía la tonta.- Dijiste que
te gustaba- Añadí pero ella continuaba mirándome como si de repente tuviera un
tercer ojo en la frente.- ¿Y?- Paré de caminar para ordenar mis pensamientos
¿Acaso me estaba perdiendo algo?.- Espera, no lo entiendo. ¿Te gusta David pero
te lías con Jordi que usa a tus amigas para darte celos?- No sabía por donde
pillar aquello.
- Claro,
diciéndolo así puede parecerte algo confuso...- Reflexionó al oír mi
observación.- Es más sencillo. Verás... en su día me gustó Jordi, obviamente.
Pero ya no. Salimos durante un año o menos y no funcionó. Como mucho hay
atracción física. Y ahora, al igual que él usa a Ruth para llamar mi atención,
yo le uso a él para llamar la atención de David.- Miré a Cristina con nuevos
ojos al oír su enrevesado plan. No me había esperado que tuviese una mente tan
retorcida.
- ¿Y te funciona?- Pregunté anonadada.- Mejor de lo que crees. Los
chicos se vuelven locos por ti cuando pasas de ellos.- No sabía si creerla.
Dudaba de que David fuera como el resto de los chicos con los que ella estaba
acostumbrada a salir.
Finalmente
llegamos a un larguísimo andamio de madera en donde había varia gente que
saltaban desde él al agua.- Te aviso de que el agua está más fría que en una
piscina o en la playa...- Me explicó mientras se tiraba sin contemplaciones. La
seguí para no parecer menos y al entrar en contacto con el agua me arrepentí de
no haberlo hecho poco a poco.
- ¡Está helada!- Exclamé sin aliento al llegar a
la superficie. Cristina se reía despreocupadamente ante mi reacción.- ¡Quién
avisa no es traidor!- Me dieron ganas de ahogarla, pero contuve mi instinto
asesino.- Ya... oye nademos un rato antes de que me convierta en un cubito de
hielo.- Sugerí mientras ella se reía aún más fuerte.- De acuerdo, sígueme. Te
enseñaré algo...
Nadamos hasta rodear gran parte del lago y alcanzar un
conjunto de piedras irregular.- Saldremos por ahí...- Señaló a las piedras y yo
la miré con desconfianza.- ¿segura? No veo como...- Pero antes de que terminara
la frase, agarró una cuerda que había estado flotando en el agua sin darme cuenta.
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