Capítulo 1: Parte 7

Fin del Capítulo 1


- ¡Hola de nuevo!- Saludó con demasiada efusividad. Cristina llevaba su pelo rubio oxigenado suelto. Lo tenía voluminoso, muy largo y rizado. Tal como se había puesto tan de moda entre las famosas. Seguía llevando unos jeans de talle alto pero con una blusa verde anudada en su ombligo.- ¡Hola! ¿Qué tal está tu madre?- Respondió Rebeca que fue más rápida en reaccionar que yo.- Emocionadísima con la fiesta de mañana. Ya lo tiene casi todo listo- Aseguró aunque no parecía muy contenta con la idea.

- Y... ¿Qué haces por aquí?- Intervine en la conversación intentando ser amable.- Oh... pues estoy con unas amigas de compras.- Explicó brevemente, señalando a un grupo de chicas que estaban a fuera del restaurante. Todas llevaban el pelo y la ropa prácticamente igual. Eran clones de Cristina.- Pero en realidad, me he acercado para invitarte a venir con nosotras en acabar de comer. Si quieres.- Añadió sin dejar de sonreír. 

Yo miré a Rebeca indecisa. Ayer no me pareció que le hubiera caído bien a Cristina, así que su interés repentino en pasar tiempo conmigo me había desconcertado.- ¡Pues es una gran idea!- Dijo mi tía antes de que yo pudiera contestarle.- Sí, cierto. Me encantaría.- Solté con falsa emoción- Pero hoy estamos muy liadas en terminar con la mudanza y...- Empecé a excusarme y Cristina puso las manos en señal de STOP.- Por supuesto, como no lo he pensado antes. Perdona.- Se disculpó pero no me sonaba muy sincero.- Bueno, pero podemos seguir mañana con la mudanza. No te preocupes por mí Emily.- Volvió a interrumpir Rebeca y yo le pisé el pie por debajo de la mesa a propósito. En señal de que se callara.- No, Emily tiene razón.- Dijo dándome sorprendentemente la razón. Justo cuando estaba a punto de poner otra excusa.

- Pero si quieres... antes de la fiesta nos vamos a reunir las chicas y yo en mi habitación. Para arreglarnos y esas cosas. ¿Te apetecería venirte?- Su nueva propuesta claramente no dejaba que diera un "No" como respuesta. Así que debía pensar en una buena excusa.- ¡Sí! ¡Le encantará ir!- Miré ceñuda a mi tía y le volví a pisar el pie. Esta vez con más ímpetu. Hizo una mueca en mi dirección y le sonreí triunfante. Tenía que aprender a no responder por mí.

- Entonces... ¿Sí?- Inquirió esperando mi respuesta.- Claro. Será divertido.- Acepté no muy ilusionada.- A las siete en mi casa.  Es en la Zona Oro. La 112 de la Calle Silvestre.- No me molesté en apuntarlo porque sabía que Rebeca lo había memorizado al instante por mí. Y después de algunos comentarios más sobre la fiesta de bienvenida y lo "guay" que iba a ser, Cristina se despidió de nosotras y se volvió con su grupo de amigas. Quienes habían estado asomándose con curiosidad para ver lo que sucedía.       

- ¿Podrías dejar de ser mi "relaciones públicas"? - Me quejé al ver desaparecer a Cristina del todo.- Perdona, pensé que te gustaría hacer cosas de chicas de tu edad. Y al mismo tiempo, hacer nuevas amigas. ¡Qué locura! ¿Eh?- Contestó tratando de ser irónica conmigo.- Sí, claro que me gustaría. Pero también me gustaría elegir a MIS amigas YO misma. Gracias.- Hablé en su mismo tono. Recalcando "mis amigas" y "yo misma" con exagerada entonación.- ¿Es que no te ha caído bien Cristina?- Preguntó sorprendida- Quizás es demasiado rápido para decir que no me cae bien.- Razoné en voz alta.- Pero hay algo en su forma de ser... que... no sé. Prefiero mantener las distancias.- Concluí encogiéndome de hombros. 

No estaba muy segura de porqué no quería juntarme con la rubia oxigenada, ya que tampoco me había hecho nada malo. Pero solía hacer caso a mis instintos cuando una persona no terminaba de "convencerme".- Tú verás, pero al menos dale una oportunidad.- Me pidió y dimos por finalizada la discusión para centrarnos en nuestras comida basura.  

- La hamburguesa estaba buenísima para no ser americana ¿verdad?
- Dudaba de si lo había dicho en tono irónico o en serio.- No sabía que el jet lag también afectaba al paladar- Respondí con burla.- En fin miss graciosa, voy a pagar y nos vamos a casa- Anunció Rebeca mientras sacaba  torpemente de su bolso el monedero. Se levantó y se dirigió a la barra cuando reparé que algo, parecido a una carta, asomaba en el interior de su bolso. Nunca había visto a Rebeca leer una carta y menos tener amigos por correspondencia. La curiosidad me ganó finalmente y no pude evitar leerla. 

"Código:4114, 
Se os comunica vuestro traslado de inmediato de vuelta a Origen con tu protegida. La guardia se encargará de los trámites y de buscaros un lugar donde quedaros.  
GK"

Tuve que recordar que debía respirar si no quería ponerme azul. Pues aquellas palabras sin sentido me habían dejado en shock por unos minutos. Mire hacia la barra y Rebeca ya estaba terminando de pagar, así que guardé cuidadosamente la nota en su bolso. Sentía que había metido las narices donde no me llamaban, y que no iba a ser la primera de muchas incógnitas que me iban a surgir después de leerla.


Continuará...


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