Capítulo 5: Parte 5





- Lo siento, es mi abuela. Está mayor y a veces se le va la cabeza.- Se disculpó Alejandro. Sus ojos almendrados parecían decirme que estaba verdaderamente avergonzado.- Da igual, no pasa nada.- Comenté sin darle más importancia.- ¿Vienes de la fiesta verdad?- Alejandro me miró de arriba abajo como si fuera un bicho raro en aquel lugar.


- Sí y creo que me he perdido.- Declaré rindiéndome a continuar con mi persecución. Por culpa de aquella señora les había perdido totalmente la pista, y seguir a tientas no parecía una buena opción. Podría terminar perdiéndome aún más. 

- ¡Sí! ¡Desde luego estás demasiado lejos para servirte otro de esos!- Mencionó riéndose, señalando mi vaso medio lleno de vino tinto y mezclado con rodajas de frutas. En la otra llevaba la botella de agua.- ¿Puedes ayudarme a volver a la plaza? ¿Por favor?- Le pedí temiendo que me dijera que no.- ¡Por supuesto! De hecho iba hacia allí cuando he salido de mi casa y he encontrado a mi abuela atacándote.- Me explicó con una sonrisa jovial. 

- Por cierto me llamo Emily, gracias por lo de antes- Alejandro me conducía de nuevo a la plaza cuando habíamos comenzado a andar por las calles empredadas.- No ha sido nada, yo soy Alex.- Me ofreció su mano en son de paz y yo se la estreché amablemente.- ¿De dónde vienes Emily?- Inquirió ya que era demasiado evidente que no vivía en el pueblo.

- Ahora mismo, de Villa Gaudí.- Mi sorno comentario hizo que se riera como un niño.- Así que... de la urbanización de niños ricos ¿eh?- Añadió divertido.- Sí, aunque yo soy de la zona bronce. No soy tan niña rica.- Confesé riéndome yo también con él.- Entiendo, algo conozco sobre esas zonas.- Le miré por un segundo de reojo, al parecer Villa Gaudí se había creado su propia fama en los pueblos de los alrededores. 

- ¿A sí? ¿Y qué sabes?- Cuestioné bromeando.- Bueno, aunque viva en el pueblo, yo estudio en su instituto ¿sabes? Es raro que no nos hayamos visto por allí.- Trataba de concentrarme en la conversación, pero la verdad era que no podía parar de mirar detrás de mí. Sentía que David y la chica morena aparecerían en cualquier momento.

- Eh... eso es porque soy nueva. He llegado este verano.- Contesté distraída sin dejar de buscar entre la multitud a mi vecino bipolar.- ¡Estupendo! Entonces te veré en el próximo curso ¿En cuál estarás?- Tardé un minuto en responderle a consecuencia del vino. -... en el último- Logré decirle. La dulce bebida se me había subido a la cabeza demasiado rápido ya que no estaba acostumbrada a ella. De manera que ahora me costaba pensar con fluidez. 

- ¡Genial! Yo también- Exclamó entusiasmado y cuando giramos en la siguiente calle apreciamos como había aumentado la cantidad de gente a nuestro alrededor. Además comenzábamos a ver los primeros puestos medievales y ya se oía la música de fondo. Debíamos de estar cerca.

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