Capítulo 4: Parte 8




***
Rebeca había decidido que lo mejor sería consultar al señor Leroy para poner fin a las alucinaciones. Aunque no estaba segura de que fuera tan sencillo. Al entrar en mi habitación vi una bola de papel atrapada en mi pequeño balcón. 

Miré hacía la habitación de mi vecino. El cual hacía tiempo que no daba señales de vida y siempre mantenía su cuarto impoluto. Pero hoy era como si un remolino hubiera pasado por allí. Abrí la hoja arrugada y descubrí un mensaje en su interior. "A las 00h en la parte trasera de tu casa"

Estuve debatiéndome durante todo ese tiempo en si debía o no ir. David era un chico muy extraño. No, más bien sufría de trastornos de personalidad. El señor bipolar que al principio parecía un capullo integral, luego se comportaba como un príncipe azul y luego volvía a pasar de mí con la más gélida de las indiferencias. Y ahora de repente me dejaba una nota diciendo que quería verme. Sin embargo, mi curiosidad pudo conmigo y terminé escapándome por la puerta trasera de la cocina.

Eran las 23:55h, si no aparecía en cinco minutos me iría. Y si aparecía y se comportaba como un idiota le daría un bofetada de tal magnitud que le harían palmas las orejas. - Has venido.- Dijo una voz saliendo de entre las sombras.

- ¡Dios, pero que susto! ¿Siempre eres tan... sigiloso?- Protesté recuperándome del "micro infarto" que me había dado. Nada más verme me dedicó una de sus sonrisas torcidas. Hasta ese momento no había sido consciente de cuanto había echado menos nuestras conversaciones.

- Bueno, ¿Qué quieres?- Le espeté tratando de hacerme la dura. Agradeciendo en mi interior de que la noche era lo suficientemente oscura para que no pudiera desconcentrarme con su físico.- Quería verte.- Y maldita sea, solo le bastó esas dos palabras para hacerme sonrojar. 

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