Capítulo 4: Parte 8
Rebeca había
decidido que lo mejor sería consultar al señor Leroy para poner fin a las
alucinaciones. Aunque no estaba segura de que fuera tan sencillo. Al entrar en
mi habitación vi una bola de papel atrapada en mi pequeño balcón.
Miré hacía la
habitación de mi vecino. El cual hacía tiempo que no daba señales de vida y
siempre mantenía su cuarto impoluto. Pero hoy era como si un remolino hubiera
pasado por allí. Abrí la hoja arrugada y descubrí un mensaje en su interior. "A
las 00h en la parte trasera de tu casa"
Estuve
debatiéndome durante todo ese tiempo en si debía o no ir. David era un chico
muy extraño. No, más bien sufría de trastornos de personalidad. El señor
bipolar que al principio parecía un capullo integral, luego se comportaba como
un príncipe azul y luego volvía a pasar de mí con la más gélida de las
indiferencias. Y ahora de repente me dejaba una nota diciendo que quería verme.
Sin embargo, mi curiosidad pudo conmigo y terminé escapándome por la puerta trasera
de la cocina.
Eran las 23:55h,
si no aparecía en cinco minutos me iría. Y si aparecía y se comportaba como un
idiota le daría un bofetada de tal magnitud que le harían palmas las orejas. -
Has venido.- Dijo una voz saliendo de entre las sombras.
- ¡Dios, pero que susto!
¿Siempre eres tan... sigiloso?- Protesté recuperándome del "micro infarto" que me
había dado. Nada más verme me dedicó una de sus sonrisas torcidas. Hasta ese
momento no había sido consciente de cuanto había echado menos nuestras
conversaciones.
- Bueno, ¿Qué quieres?- Le espeté tratando de hacerme la dura.
Agradeciendo en mi interior de que la noche era lo suficientemente oscura para que
no pudiera desconcentrarme con su físico.- Quería verte.- Y maldita sea, solo le bastó esas
dos palabras para hacerme sonrojar.
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