Capítulo 3: Parte 10
Se acercó a ellos
contoneando sus caderas y mirada felina. Igual que un cazador a punto de
comerse a su presa. No sé que le diría a Jordi delante de Ruth, pero a ella le
cambió la cara. Como si le hubieran dado una mala noticia. Después Jordi le
dijo algo a Ruth y le dio un beso en la mejilla. Esta se fue como un fantasma
dejando a ambos a solas.
Tontearon descaradamente durante un rato y se
despidieron con un beso demasiado cerca de la comisura del labio. Aquello no me
gustó, me dieron ganas de golpear a Cristina en la cabeza. ¿Porqué tenía que
molestarlos? Para mí Jordi era un capullo integral, pero habían otras formas de
hacerle ver eso mismo a Ruth. ¿Tenía acaso que humillarla?. Cristina se giró y
regresó conmigo con una sonrisa triunfante.
- ¿Has visto? Lo que yo te decía,
solo la utiliza.- Le lancé una mirada incrédula.- ¿Porqué lo has hecho?-
Demandé saber.- ¿El qué? Tan solo le he pedido a Jordi hablar con él en
privado. Y él no se lo ha pensado dos veces. Eso demuestra lo que yo te decía.-
Se encogió de hombros como si nada.- Y también que no te importa los
sentimientos de tus amigas.- Mi voz seguía dañada y tuve que hacer mucho
esfuerzo para terminar la frase.
- ¡Eso no es verdad! ¡Ruth no siente nada por
él!- Negué la cabeza a modo de reproche.- No, ella se ha ido realmente afectada
cuando la habéis echado.- Gruñí pero Cristina solo quería ver lo que le
convenía.- Si tuviera alguna oportunidad con él yo la ayudaría.- Dudaba de que
fuera así.
Me levanté esta
vez sin marearme y con una botella de agua en la mano.- ¿Quieres bañarte de
nuevo?- Cuestionó al verme de pie.- Solo quiero andar un rato.- Dije más
tranquila- Claro, te acompaño.- Por suerte Sonia y su marido, Mario, venían en
nuestra dirección.- Cristina ayuda a tu padre a traer las sillas que nos quedan
en el coche, así nos podremos sentar todos juntos para comer.- Aclaró mirándome
con entusiasmo por la idea.
- Íbamos a dar un paseo.- Intentó librarse de la
tarea pero Sonia tenía un increíble poder con la mirada para hacer que nadie
protestara a sus órdenes. A su vez, yo decidí dar ese paseo sola antes de
comer con la familia de Cristina.
Mientras andaba
me fijé disimuladamente en mi tía y Leo. Estaban muy próximos pero ninguno se
tocaba. Y aunque sus expresiones eran serías, se sonreían cuando sus miradas se
encontraban. Entonces una idea cruzó por mi mente. "¿Y si esos dos ya
se conocían y tuvieron algo en el pasado?" Medité por un segundo.
Pero... si fuese así ¿Porqué Rebeca me mentiría?
Yo sabía que sufría una
especie de amnesia. Pues, por más que lo intentase, no podía recordar nada de
mi infancia antes de los siete años. Según varios psicólogos el trauma que me
había causado la pérdida de mis padres bloqueaba mis recuerdos. Una respuesta
defensiva de mi cerebro para evitarme el dolor emocional. O eso decían todos
los que visité en un intento de recuperar mi memoria. Y ahora estaba allí, un
posible recuerdo ¿Pero de qué exactamente?
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